Por Mizraim Gopar

En la última década el desarrollo de la tecnología en el campo de la información a sido exponencial. Cada día aparecen nuevos objetos, servicios y demás productos, que dan solución a problemas cotidianos mediante la aplicación de la electrónica, la ciencia y la informática. Pero hace falta una pieza para completar este rompecabezas de la llamada revolución tecnológica.
Así lo plantea un artículo publicado en el Harvard Business Review donde habla del Internet de las cosas y lo que necesita para terminar de gestarse como el movimiento global que pretender ser. Este movimiento a grandes rasgos es la tendencia de la conectividad a través de objetos inteligentes, lo cuál sucede actualmente.
Si bien muchos emprendedores en tecnología hoy día están desarrollando aquello que hace unos años solo podía imaginarse en una película de ciencia ficción, aún hace falta que estos logros sean brindados al resto del mundo. ¿Pero como hacerlo? La cantidad de información de los nuevos productos es bien entendida por las personas que los desarrollaron y algunas que tienen intereses fuertes en el tema. Sin embargo no es entendible para el que sería el consumidor. Es aquí donde el diseño toma papel en este movimiento tecnológico, ya que funge como el traductor para simplificar un producto y hacerlo de una fácil entendimiento para el imaginario común.
El mundo avanza a pasos agigantados y es el diseño un factor que puede facilitar la adaptación a estos vertiginosos cambios.
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